Tus ojos se clavaron en los míos y recorristes
cada espacio de mi mente y con una suave caricia
me amastes sin temores, sin condiciones.
Tus ojos buscaron en mí una mirada perdida en
el horizonte escondida en los confines de mi pasado
y de mis recuerdos y que lograron entrar en ellos
como si supieran la clave, supistes encontrar mis
temores también mis triunfos que nos hacen valorar
cada segundo de la vida.
Tus ojos me hechizaron y me condenaron a seguirte
a pensarte cada día a necesitarte y a buscarte
en medio de la gente que va apurada y saber reconocerte
cuando los silencios se transforman en bulla
esos negros ojos como una noche sin luna
que gritan su felicidad en medio de un mar de sueños.
Tus ojos que me hicieron despertar de este letargo
que me tenía atrapado y que pude ir poco a poco
descubriendo la ternura que tu corazón guardaba para mí.
Tus ojos que miran al futuro y que en ellos está la palabra
amor reflejada en cada uno de tus actos que son caricias
susurros y verdades que no se transan.
Tus ojos vuelven a despertarme para decirme que la
vida es tan bella cuando hay un motivo y una razón
y que ese motivo y esa razón son encontrar la felicidad
en detalles tan pequeños pero que dejan huellas y cicatrices
esas que atesoras y siempre las tienes presente en tu día a día.
Tus ojos son palabras, son gestos, son caricias que llenan
cada espacio de mi ser que son un complemento de mi mirada
de mis palabras que digo cada amanecer.
Tus ojos son los responsables de mirar la grandeza de corazón
que seducen sin palabras que trascienden las barreras
de lo imposible y perduran por toda una eternidad.
Martes 27 de Febrero 2018 20.43 Hrs.
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